El escenario de emergencia hídrica que se vive en parte de Cataluña no es inesperado, por más que resulte inusual. Se ha venido fraguando lentamente a través de las últimas décadas, y la reciente falta de lluvias apenas ha sido la gota que al evaporarse vació el vaso. La discusión sobre la sequía se ha centrado, principalmente, en cómo se gestiona el agua una vez ha entrado en las tuberías y es desviada para diferentes usos.
“Tengo a mi hijo en casa con gripe, y la mitad de los compañeros de su escuela también han enfermado. Además, uno de ellos ha ingresado en la unidad de pediatría esta semana”. Este comentario real de una madre de un niño de un año ilustra la preocupación de muchos progenitores por una enfermedad frente a la que sus hijos pueden protegerse.
En estos días, muchos de nosotros hemos podido ver en nuestro círculo más cercano que varias personas han tenido síntomas de una infección respiratoria: fiebre, tos, dolores de garganta, musculares o de pecho, malestar general, inapetencia… Y suele resolverse, en la mayor parte de los casos, en pocos días con tratamiento sintomático, fundamentalmente antitérmicos y analgésicos.