La privacidad no es un valor en alza. Muchas personas no temen exponerse en las redes sociales o en internet. Al contrario, con frecuencia les mueve un deseo de celebridad, de ser vistos y oídos en el espacio digital, detectados por el mayor número posible de internautas. Por eso no perciben sus datos personales como algo valioso que no puede regalarse a cualquiera. No son conscientes de que, al perder su privacidad, también pierden libertad.